Bio
Alfredo de Saint Malo nació en la ciudad de Panamá el 13 de diciembre de 1898. Sus padres fueron Don Rodolfo Bierman de Saint Malo, nacido en Curaçao, quien arribó a Panamá a los veinte años para dedicarse a los negocios, y Doña Clementina Orillac, distinguida dama de la sociedad panameña. Alfredo de Saint Malo empezó sus estudios musicales con su padre, quien era violinista, violista y, además, Cónsul del Reino de Suecia en Panamá. En un ambiente familiar que rendía tributo al gusto por la música, particularmente por el violín, con su hermana Helena y sus hermanos Augusto, Alberto, Guillermo y Rodolfo, empezó a florecer su magnífico talento. En 1907 ingresó en la Escuela de Música que el gobierno de Panamá había establecido en los albores de la República, cuyo director era Don Narciso Garay, célebre violinista, compositor, director de orquesta, etnomusicólogo, ensayista y diplomático. Esta escuela fue elevada a la categoría de Conservatorio Nacional de Música y Declamación, el primero de la era republicana, en 1911, tomando como modelos los conservatorios del viejo continente, y en particular el Conservatorio de París. En 1915 Saint Malo recibió en el conservatorio panameño su Diploma de Violín con el Primer Puesto de Honor, en virtud de lo cual, al año siguiente, el gobierno de la República de Panamá, presidido por el Dr. Belisario Porras, le otorgó una beca para continuar sus estudios en el Conservatorio de Música de París, donde fue admitido en la clase del Dr. Edouard Nadaud. También estudió con Lucien Capet y Georges Enesco, y posteriormente con Oscar Morini en Viena. En 1919, Alfredo de Saint Malo ganó en competencia el Primer Premio de Violín y Medalla de Oro del Conservatorio de Música de París, hecho que lo lanzó de inmediato como virtuoso a las principales salas de concierto de Europa y América.
Inició su carrera con un concierto con la Orquesta del Conservatorio de París, dirigida por Diran Alexanian, y un recital, acompañado al piano por el gran compositor francés Gabriel Fauré, entonces director de dicho conservatorio. En lo adelante se presentó en las más célebres salas de Europa, con gran éxito de público y prensa: Sala Gaveau, de París; Wigmore Hall, de Londres; Musikvereinsaal, de Viena; Bechteinsaal, de Berlín; Sala del Conservatorio de Zurich, Suiza, y muchísimas más. Un crítico del diario Le Fígaro de París escribió que en Saint Malo encontró la gran escuela de violín de los más elevados maestros, y que a su personalidad, en la que se unían el temperamento y el virtuosismo, se sumaba su técnica. El célebre crítico parisiense Vuillermoz, por su parte, escribió, sobre la presentación de Saint Malo en París, que había dado a los parisienses la oportunidad de apreciar cualidades sobresalientes, pureza de estilo e inteligente y distinguida interpretación. Este crítico también apuntó a su dominio de una técnica pura y precisa, y añadió que su fraseo siempre mantenía el balance. La crítica de Berlín admiró su interpretación de la famosa Sonata del Diablo de Tartini, cuya cadenza le permitía demostrar su destreza y su habilidad polifónica. En Viena, el diario Weltblatt se refirió a su «inusitada madurez», y a su temperamento apasionado, cargado de emoción. Y así se repitieron los encomios en Londres, Dublín, Edimburgo, Glasgow, Roma, Bolonia; en fin, en toda Europa. En 1926 arribó por primera vez a Estados Unidos. Presentó cinco conciertos en Carnegie Hall de Nueva York, en Orchestra Hall de Chicago, y en Boston, Filadelfia, Lexington, Oklahoma y otras muchas ciudades estadounidenses. En Symphony Hall, de Boston, presentó un recital con Maurice Ravel al piano, en el que estrenó la Sonata en Sol para violín y piano, de dicho compositor. De allí continuó su carrera por el Caribe hasta Puerto Rico; por toda América Central y América del Sur hasta Buenos Aires. En 1929 hizo una gira de conciertos por Italia, donde se presentó en la Sala Sgambati, en otras muchas y en el Vaticano, ante el Papa Pío XI, y después ante su sucesor, el Papa Pío XII. Fue, entonces, invitado a presentarse en la Villa Torlonia ante Benito Mussolini, de sobrenombre, Il Duce. En ese mismo año fue evaluado por la revista estadounidense Times como uno de los diez violinistas más grandes del mundo. En 1939, fue invitado a presentar un concierto en la Casa Blanca de Washington D.C. para el Presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt y su esposa, Eleanor Roosevelt. Más de veinte años de triunfos en el viejo y el nuevo continente, unas veces solo con su acompañante, y otras como solista de grandes orquestas, definen la impronta del gran violinista que fue Alfredo de Saint Malo.
En calidad de solista, Saint Malo se presentó con la Orquesta del Conservatorio de París, la Orquesta Hollywood Bowl (1929), la Orquesta Sinfónica de Manhattan (1930), la Orquesta Sinfónica Poulet de París (1931), la orquesta Boston Pops, con Arthur Fiedler (1939), la Orquesta sinfónica de Colombia (1938 y 1947), la Orquesta Sinfónica de la Universidad de México (1947), la Sinfónica de El Salvador (1947), la Sinfónica de Costa Rica (1947), y la Orquesta Sinfónica de Panamá en innumerables ocasiones.
Saint Malo hizo varias grabaciones, entre las cuales se destaca un disco con música de Rimski Korsakov y Wieniawski para la firma RCA Víctor (sello rojo No. 4163), con André Kostelanetz al piano, quien después tuvo muchísimo éxito en sus presentaciones como concertista y en la radio, y quien contrajo matrimonio con la famosa soprano Lily Pons. La grabación pertenece a la colección titulada Historia Aumentada del Violín en Grabaciones, de la que se reprodujeron 250 copias (1974-1976); también incluido en un álbum de Historia del Violín en Grabaciones del sello Columbia y en un álbum de compositores latinoamericanos (Heitor Villa Lobos, Oscar Lorenzo Fernández, Domingo Santa Cruz, Andrés Sas y Guillermo Uribe Holguín) con Nicolás Slonimsky, Fritz Magg y Olga Averino al piano, igualmente de Columbia (M 437), todos en formato de 78 revoluciones.
En 1941 el gobierno de Panamá, presidido por el Dr. Arnulfo Arias, estableció un Conservatorio de Música y Declamación, el segundo en la era republicana, del que nombró director a Alfredo de Saint Malo. Después de más de una década de declinación en cuestiones de arte -por la clausura final del primer conservatorio en 1927-, la apertura de la nueva institución marcó el principio de un renacimiento extraordinario, que tuvo una vez más como modelos los grandes conservatorios de Europa. Saint Malo convocó a profesores extranjeros y nacionales de alta calidad y dirigió el conservatorio hacia una filosofía educativa que aspiraba a elevar los niveles artísticos de toda la sociedad panameña. Los profesores, y luego los alumnos, se presentaban constantemente en veladas, recitales y conciertos, no solamente en la ciudad de Panamá, sino también en Colón y en el interior de la república. El teatro se impulsó grandemente, junto a las presentaciones musicales. Desde 1943 se editó la revista Armonía, como órgano del Conservatorio de Música y Declamación, dirigida inicialmente por el maestro y compositor nicaragüense Luis A. Delgadillo, y más tarde por el profesor universitario de literatura Enrique Ruiz Vernacci. La revista Armonía no solo reflejaba el ambiente musical de Panamá, sino que publicaba artículos de personalidades internacionales como el crítico de arte Nicolás Slonimsky y el compositor argentino Alberto Ginastera. El conservatorio creó su propia orquesta de alumnos y profesores, dirigida por el violinista Alexander Feinland y su esposa, la cellista Elizabeth Feinland. La Orquesta del Conservatorio llegó a altos niveles de perfección y tuvo solistas de la talla de Eduardo Charpentier Herrera, flautista panameño, y Nélida Odnoposoff, gran pianista argentina. Los miembros de la orquesta nutrían de nuevos elementos a la nueva Orquesta Sinfónica de Panamá, que entonces dirigían los maestros Herbert de Castro y luego Walter Myers. A mediados del siglo el Conservatorio de Música y Declamación de Panamá alcanzó a tener cuarenta profesores en las diversas disciplinas, y más de un millar de alumnos. Tales fueron las múltiples contribuciones que Alfredo de Saint Malo brindó a su país. Sin embargo, en agosto de 1953, el Conservatorio fue clausurado por un gobierno sin visión hacia el futuro, de resultas de lo cual quedó marginado Saint Malo, quien renunció a su cargo de director.
En 1955 fue nombrado profesor de violín en el Departamento de Música de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Texas en Austin. El artista permaneció en Austin muchos años, dedicado a la enseñanza de su instrumento y a la formación de incontables profesionales del violín en Estados Unidos. Regresaba a Panamá con frecuencia para dar conciertos, hasta su jubilación.
Alfredo de Saint Malo falleció en Austin, Texas, en 1984.
A más de medio siglo de los años en que floreció el Conservatorio de Música y Declamación – de 1941 hasta 1953- las semillas que el gran violinista de Panamá, Alfredo de Saint Malo, sembrara en aquella sociedad aún dan frutos. Por ejemplo, la Fundacíón Sinfonía Concertante de Panamá, fundada en 2008 por los Profesores Issac Miguel Casals y Luis Casals, creó el Festival Saint Malo.
Durante su vida, Alfredo de Saint Malo recibió honores, medallas y distinciones en todo el mundo. Entre ellos, el Primer Premio y Medalla de Oro del Conservatorio de París (1919); la Corona de Laureles de Oro, por subscripción pública, con la inscripción “Homenaje del Pueblo Panameño” (1929); L’Ordre National de Haití (1934); la Croix du Sud de Brasil (1949); Cruz y Medalla Eloy Alfaro del Ecuador (1952 y 1956); Les Palmes Academiques de Francia (1953). En 1956 se le hizo miembro permanente del Instituto Internacional de los Ideales Americanos; en 1961, miembro Pi Kappa Lambda de la Universidad de Texas, y en 1963, se le otorgó la Orden de Vasco Núñez de Balboa en grado de Gran Oficial de Panamá.